He sido editora desde hace 23 años y creo que vivimos la transformación del libro. Podéis llamarlo el punto de inflexión o punto de no retorno, pero como sea que lo llaméis, éste es ese momento en la historia del libro.
La transformación digital está generando una avalancha de contenidos. De hecho, en él último año se ha publicado más contenido que nunca. Bowker (la agencia de ISBN) reportó que la autopublicación o lo que ellos llaman editores no tradicionales llegaron a una producción total de más de 1,000,000 unidades por primera vez. Eso es más de un millón de libros publicados el último año. Pensad en ello como lector, autor o editor.
Este aluvión de libros, tiene dos implicaciones:
1. Devalúa el contenido: hay demasiado y muy poco tiempo. Surge una presión creciente para mantener los precios bajos y dar a los lectores más por su dinero. Lo cual, por cierto, no es algo necesariamente malo.
2. Crea una abrumadora sensación de estar siempre en subasta, la cual, combinada con la fragmentación de los medios, hace que el marketing sea cada vez más difícil. A nadie le gusta ser subastado y hoy hay cada vez menos medios de comunicación masivos.
Debido a la voluntad de adoptar las nuevas tecnologías e ir más allá de los lazos tradicionales, los lectores de novelas conocen mejor que nadie la diversidad de autoeditores, editores sólo digitales, editores de ficción, y miles de otras fuentes de material de lectura. En este escenario, ¿cómo se hace escuchar un autor?¿Cómo un lector encuentra el siguiente libro que adorará?
Pienso que el verdadero trabajo de un editor es muchas, muchas cosas, todas las cuales están centradas en el increíblemente recompensado reto de conectar a autores y lectores. Al final, sea en físico o en digital, el rol de un editor es crear una audiencia para el autor: llevar al autor y al libro a un mercado. El rol del editor nunca ha sido la impresión. Y eso está claro ahora, ¿no? El asunto siempre ha sido conectar autores y lectores. Es ahí donde vosotros, editores, entráis. Porque la transformación digital no ha disminuído el trabajo. Ha creado aún más. Dejad que me explique.
La parte fea
Durante una reciente conferencia, un escritor pidió la palabra para ensalzar las virtudes de publicar sus propios ebooks para el mundo. En el mismo tono me preguntó: “¿podrías ayudarme a arreglar mis archivos y subirlos a Amazon y Sony Reader de tal forma que se lean bien?”. Al parecer podría aplicarse un botón de “fácil” para la creación de ebooks. Parafraseando a Tim O’Reilly en el Tools of Change (TOC) de inicios de año, esa es una de las razones por las cuales hay editores: para lidiar con la parte fea, no con la fácil.
Aún me queda por conocer al cliente de ebooks que nunca haya comprado un ebook malo o al menos algo maltrecho. Flujos de página defectuosos, nuevas tipografías que no existían en libros impresos, barras y signos que se ven como extraños símbolos cirílicos. Lamentablemente, sólo estoy raspando la superficie. E incluso asumo que tenéis una buena descripción e imagen de cubierta para que, ante todo, se sepa qué libro se está comprando. Cuando el ebook es gratuito esos son problemas que uno podría aceptar. Pero aquí está el asunto: uno ha pagado por el ebook. ¿Por qué tendría que aceptar menos que lo que se obtiene en una versión impresa?
Como editora, seguro que también podría usar el botón “fácil”. Hasta el momento, las ventas de los ebooks han sido aceptadas por todos como suplementarias, adicionales, un bono que llega utilizando los archivos que han sido creados para la versión impresa. Pero los editores comprometidos con la publicación en ambos formatos (digital e impreso) conocen la diferencia. Es cierto que el libro es el libro y que su contenido no tiene que volver a desarrollarse. El punto de inicio sigue siendo el archivo final que enviamos a la imprenta en InDesign, PDF, o el formato en el que trabajemos. Resulta que ese punto inicial no dirige hacia una meta final, sino a algo que se parece más al centro de una rueda con tiras que salen de ahí en múltiples direcciones.
La rueda del libro
Los autores quieren que sus libros estén disponibles en todo lugar posible. ¡Estamos de acuerdo! Si eres un autor nuestro, queremos que tu libro esté disponible en cualquier lugar, en cualquier parte, en cualquier dispositivo y en cualquier formato. Si el negocio de lavado de coches de tu pueblo vende novelas (y conocemos unos cuantos que lo hacen), pero tus libros no están ahí, si yo soy tu editor, espero que me llames.
Lo mismo vale para el mercado del ebook. Si los editores y autores quieren que el ebook esté disponible donde sea que los lectores puedan comprar sus libros en lugar de un solo vendedor, el editor tiene que gestionar con cada uno de esos vendedores. Eso también significa que tiene que gestionar los requerimientos técnicos por separado. Con el libro impreso enviamos el mismo producto a diferentes vendedores. Barnes & Noble, Borders, Walmart, Target – todos reciben el mismo libro. Ese no es el caso de los ebooks.
Los vendedores de ebooks utilizan diferentes formatos para sus archivos. Fuera de los intentos de estandarización, la realidad es que si deseas que los ebooks estén disponibles en tantos vendedores como sea posible, tendrás que crear como mínimo tres archivos distintos basados en el archivo original. Los más tecnologizados, quienes han trabajado en InDesign podrán decir “¡fácil!, escojo la opción “exportar para ediciones digitales” del menú y ¡hecho!”… y bienvenido al mundo de los archivos que no cargan, viudas, huérfanas y símbolos cirílicos.
En Sourcebooks, hemos calculado que una producción decente de ebooks en formatos separados requiere 13 pasos adicionales en el proceso de elaboración del libro, y eso es antes de producción, metadatos, subida de archivos o requerimientos específicos del cliente. Además de la certificación de calidad, un proceso que por sí solo es una lista de 40 puntos por revisar a través de un número de dispositivos (y cada día salen más aparatos al mercado). Nuevas cosas salen a la luz todo el tiempo porque se trata de procesos nuevos: uno está revisando, cambiando y actualizando todo el tiempo conforme dispositivos, especificaciones, etc. varían.
Cada archivo de ebook sigue pasos técnicos por separado para crear el libro de forma adecuada, pruebas para asegurar la integridad editorial y el control de calidad para volver a aprobar todo lo anteriormente dicho. Además, certificamos la calidad del libro para cada uno de los dispositivos con los que trabajamos. Por ejemplo: el mismo archivo epub requiere diferentes pruebas de calidad cuando es puesto en diferentes dispositivos (Nook, iPad, Kindle, Kobo, etc.). Visto de modo conservador, eso es un mínimo de 10 librerías digitales y dispositivos, pero la mayoría de editores trabajan con muchos más.
En total, hemos añadido 6 nuevos procesos con más de 80 pasos a nuestro proceso ya existente, pero aquí está el quid del asunto: casi cada uno de esos procesos es manual. “La prueba de pronunciación” no producirá un texto escrito limpio. La automatización y la tecnología son ayudas, pero no la total solución para la producción del ebook (al menos no en este momento). Aún se necesitan seres humanos que lo revisen todo.
Más interesante que los pasos, son los grupos de habilidades involucrados con la ejecución de los pasos. Muchos de los pasos calzan en lo que los editores de producción han hecho tradicionalmente. El trabajo exacto ha cambiado y la tecnología ha mejorado mucho, pero la gente que siempre ha trabajado en la edición puede realizar las labores requeridas.
Cuando hablamos de preparación del archivo, puesta en marcha y distribución. Aunque los editores han invertido capital en modificar la cadena de producción existente, diseñar equipos o contratar servicios externos, esas habilidades están más cercanas a la programación y el manejo técnico de los procesos que al oficio editorial tradicional. Esos son los puestos de trabajo que están cambiando. En Sourcebook, por ejemplo, todo nuestro proceso de producción, incluyendo talentos de la vieja guardia de la corrección, la composición y el diseño, reportan a nuestro grupo de tecnología. Hacer el cambio hace años atrás nos llevó al futuro a un ritmo más rápido
Los metadatos importan
“Metadatos” es quizá mi palabra favorita en los últimos años. De hecho, también ha habido mucho ruido al respecto en algunos blogs. La mayoría de editoriales de tamaño razonable tiene una persona o personas que son responsables sólo de los metadatos. ¿Qué son los metadatos? Los metadatos son toda la información/contenido relativo a un libro específico. Desde el título, autor e ISBN, hasta la descripción, biografía del autor e imágenes del libro que se ven desde el sitio web de una tienda. Los compradores de ebooks encuentran problemas en los metadatos todo el tiempo: parece que es el libro que buscas, pero no tiene descripción, no tiene imagen de cubierta, quizá ni el autor sea el correcto.
Con la producción del ebook, gestionar los metadatos es un desafío. ¿Por qué? En parte por inconsistencias en cómo las tiendas virtuales los reciben, tratan y colocan en Internet. Una vez más, deben ser tratados de forma individual por un ser humano para que todo sea hecho de forma correcta. Verdaderos editores pueden encontrar todo un desafío en los metadatos. Es sólo ahora que entendemos que los editores de libros (todos nosotros con grados en Filología) necesitamos prestar atención a los datos. En lo que se refiere a los metadatos, hay retos de proporciones industriales. Por ejemplo nosotros, la industria editorial, aún no hemos acordado cómo identificar a los ebooks y al contenido digital, ni el rol del ISBN. Pero esa es otra historia.
Si recuerdan sólo una cosa de este artículo, que sea esta: los metadatos realmente importan en los ebooks. En la web, en tu ereader, en tu iphone o de la forma en la que accedas a los ebooks, el descubrirlos lo es todo. Al contrario que en las tiendas físicas en las que uno puede hurgar en las estanterías y encontrar ese siguiente libro que desea leer, la forma como se encuentra un libro en Internet (tanto si es físico o digital) depende sólo de los metadatos. Así que aseguraos de que todas esas piezas descriptivas sean correctas y que dónde deban estar realmente importe.
Seguir la tecnología
Queremos publicar ebooks, queremos publicarlos de forma correcta y queremos publicarlos de manera simultánea con los libros físicos. Como editores, eso significa que necesitaréis más equipo y tiempo. Aún los editores que exteriorizan servicios incrementan su equipo para gestionar los servicios exteriorizados. Cualquiera de las vías añade costes con un retorno que es casi siempre impredecible.
Aquí el desafío aumenta. Hay nuevos dispositivos, sentimos que eso sucede cada semana. Muchos de los dispositivos se ven limpios, potentes, pero no están testeados. Más aún, los mecanismos de visibilidad, carga y usabilidad suelen ser pobres. A diferencia del negocio físico, donde vemos las ventas en datos al menos semanales, con los ebooks usualmente no podemos decir de forma rápida un por qué, cómo o incluso cuántas personas utilizan un formato de ebook.
De hecho, reportar cuentas para libros digitales es un gran tema. Para los libros físicos tenemos reportes semanales de cada cliente grande, diarios si es que es necesario. No es así con los ebooks. Cómo auditamos esas ventas digitales es algo que editores y libreros necesitan crear y que es esencial para el beneficio de los autores y de la industria. Pero de nuevo, esa es otra historia.
En Sourcebooks tenemos exactamente tres libreros de quienes con confianza puedo esperar suficientes ventas para hacer de la creación de sus ebooks una actividad en negro. Todos los demás caen en la zona de “esperamos que pronto”. En esta área los editores están subsidiando la investigación tecnológica y los costes de desarrollo.
Como podéis ver en la línea del tiempo que he incluido, creo que mientras el mercado evolucione añadiremos nuevas librerías, cada una de ellas sin duda con sus propios requerimientos. Debo resaltar también que mientras que forzar a los editores a calzar con los sistemas propietarios es bueno para nuestros socios tecnológicos porque les otorga una ventaja competitiva, no es necesariamente de valor para el editor (o para el lector).
Desde una perspectiva de negocio, es una realidad nada placentera. Es también un terreno en el que uno no desea soluciones prácticas. Si deseáis que el trabajo se haga bien y que las cosas funcionen lo mejor posible para los autores y los lectores, tenéis que invertir en el futuro. Como un amigo me dijo: “Cuando los editores no invierten en digital, es peligroso… porque se necesita continuidad entre el libro y el futuro del libro”.
Como amantes de los libros de toda la vida, es la inversión más excitante y más compensadora que podríamos hacer. Lo que hacemos no es nada más que crear el futuro del libro. Al final del día, es la promesa de lo que viene lo que nos mueve a todos, y es vital que los editores empujen la innovación y creen más experiencias de inmersión en nombre de autores y lectores.
Pero también es cierto que estamos experimentando una explosión en la cantidad de trabajo por hacer. Y es sólo en la producción de los ebooks, no piensen en la distribución, el marketing, las promociones o las ventas. Estamos incurriendo más gastos por menos ganancias, y estamos invirtiendo de manera significativa en el negocio cuando nuestros socios tradicionales de libros físicos se sienten desafiados.
¿Qué hace un editor?
Lo que se pierde muchas veces en la discusión sobre el ebook es el entendimiento del rol del editor. No es necesario decir que el editor realiza todas las funciones discutidas en este artículo, pero la realidad es que dichas funciones son sólo algunas de las labores que un editor debe realizar para ayudar a los autores a tener éxito. Es genial hacer libros, pero aún en un mercado digital emergente, sólo hacer libros no es la actividad nuclear de ningún editor. Laberíntico como parezca, hacer el libro no es la parte dura, y tampoco hacerlo disponible a varios libreros digitales. La parte dura, y sin duda en última instancia el trabajo de todo editor, es ayudar al autor a encontrar a sus lectores, hacer esas conexiones que realzan, iluminan y quizá cambian la vida de las personas.
Hoy caminamos hacia un futuro en el que los libros puedne estar con uno siempre. No sólo algunos libros, sino cualquier libro que se elija… en cualquier momento, cualquier lugar, cualquier dispositivo y cualquier formato. Estamos creando un futuro completamente distinto para el libro. Cualquier cosa así de importante será desafiante, complejo, quizá aún difícil. ¡El juego ya empezó!
Newer
Premios de Novela Ateneo 2010: los más digitales.
Older
Telefónica ultima el lanzamiento de su plataforma de e-books
Comment (1)
-
Hola muy buenos días,
Soy ivan vivo en Mendoza argentina.
En estos años he escrito varios libros de autoayuda, y me gustaría conocer a un editor para poder hablar de este tema y poder mostrarle mi trabajo.
No se como ustedes mas gusten, si les mando los libros para que los vean
O como mejor sea para ustedes.
Mi experiencia es este campo son 30 años de Parapsicología y Ayuda Espiritual
Mi Hotmail es ivanlfanini@hotmail.com
Bueno sin mas que decir y mi agradecimiento de haber leído este mensaje los saludo muy cordialmente ivan l fanini .