En la Feria del libro de Durango, se organizó una ponencia profesional que podría calificarse de «estrella»: Jason Epstein, autor del libro «La Industria del Libro» e impulsor de la Expresso Book Machine dio una conferencia a la que parece que asistieron sólo dos personas, lo que provocó el enfado de Jon Irazabal, Director de la Feria….
Vía: Deia.com
DEJANDO a un lado la polémica creada por las contundentes declaraciones realizadas por Jon Irazabal, en las que arremetía contra los editores vascos por su falta de interés por las propuestas que marcarán el futuro de la industria editorial, las personas que en el día de ayer se acercaron a la Azoka de Durango tuvieron la oportunidad de disfrutar de la presencia del considerado padre del mundo editorial, el norteamericano Jason Epstein. En su intervención, el aclamado editor, deleitó a los asistentes con su romántica visión del mundo de la literatura y su conciso e inapelable discurso, fruto de sus más de 40 años al frente de una de las industrias editoriales más importantes de Norteamérica, la Random House Mondadori.
Coincidiendo con el primer año en el que la Azoka de Durango ofrece la posibilidad de adquirir los novedosos libros electrónicos, el aclamado autor norteamericano fue desgranando paulatinamente las claves, que a su juicio, marcarán el futuro más inmediato de las casa editoriales y de los libros. «Nadie sabe el impacto que va a tener la digitalización, el problema es que las editoriales están con un pie en el pasado y otro en el futuro y no se dan cuenta de que las nuevas tecnologías no van a esperar a nadie».
Aunque se mostró consciente de que los nuevos libros digitales abarcaran, en un futuro no muy lejano, un buen número de lectores, Epstein aseguró que el libro tradicional, el de toda la vida, tiene a buen recaudo asegurada su supervivencia, porque sencillamente «es necesario». «El problema que tienen los libros digitales es que son frágiles porque el contenido se puede borrar fácilmente o lo que es peor, censurarlo. Hay países que limitan el acceso a sus ciudadanos de esta nube digital, por eso es sumamente importante el libro de toda la vida, porque te garantiza una continuidad. Si algún día desapareciesen, yo desaparecería con ellos porque ellos son mi vida», afirmó.
A sus 81 años, lejos de soñar con un retiro dorado rodeado de sus familiares y seres queridos, el autor norteamericano esta metido de lleno en uno de los proyectos más innovadores e ilusionantes de toda su carrera, el Expresso Book Machine. Este sistema, incorpora una novedosa máquina que es capaz de almacenar libros en la memoria. Cuando un cliente solicita un ejemplar imprime el texto y lo encuaderna en unos pocos minutos. Lo más curioso de este nuevo avance es que esta máquina puede realizar las tareas de impresión desde cualquier parte, una librería, una fotocopiadora…
Esta herramienta de almacenamiento y edición de libros, ha dejado boquiabierto a medio mundo y muchos son los que apuntan ya a este nuevo sistema de edición de libros, como el paso definitivo hacia la digitalización. Los expertos no lo han dudado ni un instante a la hora de catalogar la idea desarrolla por Epstein como «revolucionaria», llegándola a comparar incluso con la imprenta inventada por Johannes Gutenberg.
En su intervención, Epstein dedicó unos minutos a analizar la actual situación en la que se encuentra el euskera y las ventajas de las que se beneficiaría gracias al avance de las nuevas tecnologías. «Las lenguas minoritarias como el euskera se van a beneficiar de estos cambios, van a florecer y esta es una de las grandes virtudes que aportan las nuevas tecnologías. La digitalización va a cambiar el mundo de una manera que ni nos imaginamos. Seguramente os daréis cuenta de que hay muchísima más gente de la que os pensáis que habla en euskera y al mismo tiempo tendréis la oportunidad de conocer a escritores en euskera que nunca hubiésemos oído hablar de ellos si no fuese por la digitalización», aseguró.
En el momento final de su discurso, el autor norteamericano indagó sobre los posibles casos de fraude y piratería, hasta la fecha impensables en el mundo de la literatura, que podrían traer consigo los nuevos avances tecnológicos. «El trabajo individual que se realiza depende del grado de creatividad que uno posea, ahora eso ha cambiado, hoy en día es posible escanear un texto y en pocos minutos colgarlo en Internet. Es un riesgo que hay que correr aunque tengo la esperanza de que esto no suceda. La tecnología existe pero hay una carencia entorno a la cultura que va a dejar la misma», finalizó.