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Los adelantos tecnológicos se incorporan a nuestra cultura e influyen sobre todos los aspectos de nuestra vida. Por Juan Carlos di Lullo – Redacción LA GACETA.
Un profesor universitario relataba azorado el diálogo que mantuvo hace pocos días con un alumno, que le preguntó cómo podía encontrar un tema determinado dentro de la bibliografía que se le había recomendado; el estudiante, habituado a googlear (buscar en internet con la ayuda del motor Google), pedía instrucciones para hallar los contenidos que necesitaba sin la ayuda de un buscador electrónico. El veterano profesor se las vio en figurillas para explicar el procedimiento sin caer en detalles que pudieran ofender la inteligencia del discípulo y, al mismo tiempo, ser lo suficientemente didáctico como para disipar las dudas del joven.
Los adelantos tecnológicos se incorporan a nuestra cultura de manera tan imperceptible como implacable. Influyen sobre todos los aspectos de nuestra vida y pasan a formar parte de nuestra realidad cotidiana con absoluta naturalidad.
A principios del siglo XX, las amas de casa empezaban a partir la leña con las primeras luces del día; luego encendían el fuego para calentar las