Vía: Roger Michelena
«Si pretendes regalar tus libros a tus amigos para librarte de ellos cometerás otro error. Ni tus amigos ni las bibliotecas a las que los regales quieren tenerlos. Tus amigos se verán forzados a leerlos; no lo harán y les pesará la conciencia. Ya lo dice el refrán:
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