Amazon patenta el libro digital usado

Amazon patenta el libro digital usado
febrero 13, 2013 Chema

Vía El Pais
kindle launch
La portada está tal cual. Las páginas no tienen marcas. La canción tampoco se oye
peor. Ni siquiera sale el número de marcianitos liquidados en el videojuego. Amazon
quiere rizar el rizo del comercio, consiguiendo que los bienes digitales, que no
envejecen ni se deterioran con el uso, puedan alcanzar una segunda vida en otras
manos.
Desde el 29 de enero, el gigante del comercio electrónico tiene registrada la patente
de un método para vender “libros, música, vídeos, aplicaciones y otros objetos
digitales”. La tienda online descrita en la patente permitiría intercambiar contenidos y
servicios ya consumidos al margen de los vendedores de “primera mano”.
Por definición los contenidos digitales, precisamente por ser digitales al margen del
soporte, con réplicas sin diferencia ni limitación en cantidad, hacen que no tenga
demasiado sentido proponer la reventa. Lo normal en la compra de contenidos
digitales es que se asocien con el perfil de usuario.
De hecho, Vinton Cerf, considerado el padre de Internet, en relación a las descargas
digitales contaba en una entrevista en este medio que la copia es la esencia de
Internet, y apuntaba: “Está claro que hace falta un modelo de explotación de
contenidos que respete la creación original y también promueva la creatividad. Un
modelo de éxito que tiene gran aceptación es el de iTunes”.
Ni iTunes de Apple, ni Google Play, la tienda digital del buscador para sus Android, ni
el propio Amazon habían planteado nada parecido hasta ahora. Al contrario,
habitualmente la in-dustria ha frenado este tipo de acciones. Es común que los
videojuegos detecten si se usan en más de una consola y se bloqueen al pedir que se
ponga en marcha en una segunda máquina. Una de las polémicas que rodea a los
futuros modelos de PlayStation y Xbox es la posible inclusión de un detector de discos
de segunda mano.
Lo más parecido hasta ahora está en manos de la propia Amazon. Se trata del
sistema de préstamo de libros electrónicos, solo para Kindle y comprados en su
tienda. Durante 14 días el libro desaparece del aparato del comprador. Una vez
pasado el periodo, el libro vuelve al comprador original, lo haya terminado de leer o
no. Se reproduce así la sensación ficticia de préstamo en el mundo real. Es decir, un objeto cambia de manos temporalmente, cuando en realidad hay dos copias digitales,
pero lo que se hace realmente es la limitación temporal del acceso.
La clave del ingenio de Amazon estaría en crear un modelo de compraventa entre
consumidores. No se concreta, aunque se da por entendido, que Amazon se llevaría
una parte de la transacción. El libro, canción o aplicación desaparecen del dispositivo
del vendedor y pasan a estar en el del comprador. ¿Quién compraría contenido de
segunda mano? Aquellos dispuestos a acceder a contenidos que ya no son lo último a
un precio sensiblemente inferior. Al ser un bien digital no hay diferencia con respecto
a uno nuevo, tan solo cambia el precio.
Sin embargo, en tiempos de almacenamiento casi ilimitado en la nube, ¿por qué
alguien se desprendería de un contenido? Por sacar un dinero para comprar nuevos
contenidos, limpiar y ordenar el móvil, tableta o libro electrónico en el que se han
hecho las descargas.
El consultor Bill Rosenblatt explica en la revista Wired que esta patente no va a
agradar a los editores y creadores de contenido, salvo si Amazon comparte con
creadores, editores, discográficas y estudios de cine parte de los ingresos de una
segunda, tercera o cuarta venta.

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