Pues esta noticia es algo así como la cuadratura del círculo. Por un lado resulta que las librerías físicas están cerrando , entre otras cosas, debido al crecimiento de las tiendas on line ( con Amazon a la cabeza, por supuesto) y por otro resulta que el propio Amazon comienza a abrir comercios tradicionales para libros. De locos, o tal vez no.
La noticia viene vía Papel en Blanco:
Se ve que Amazon lo tiene claro. En muy pocos años ha conseguido posicionarse a la cabeza de la venta de libros, tanto en papel como digitales, con su lector Kindle como gran abanderado. Pero, como gran empresa que son, eso les parece poco, y han decidido apostar por las librerías físicas de toda la vida. Sí, ya sabéis, de esas que puedes entrar, trastear los libros que tienen en las estanterías y que una persona de carne y hueso te cobre tus compras.
Ha nacido con el nada memorable nombre de Amazon Books y la ciudad elegida para el estreno de su librería física es Seattle, concretamente en su barrio universitario. Cuenta con más de seis mil ejemplares en la tienda que, por supuesto, tendrán el mismo precio que en la web, pero además los clientes podrán recoger allí los pedidos que hagan en la página o comprar alguno de los modelos disponibles de Kindle. Vamos, que entras y te dejas el dinero allí sí o sí.
Con esta apertura Amazon no sólo apuesta por el libro tradicional, el de papel, el de toda la vida, sino que también quiere afianzar aún más su marca a pie de calle, en una estrategia que ya siguieron marcas como Apple. Además, si la idea funciona, no descartan abrir más locales y convertirse en una cadena de librerías en toda regla.
La noticia ha sorprendido bastante, ya que Amazon siempre se había hecho gala de unas altísimas ventas de libros digitales. Que sean precisamente los libros los elegidos para estrenar una tiene física del gigante cibernético es muy significativo, ¿no os parece? Por mi parte, renegar del Kindle o del libro electrónico en general sería absurdo, ya que me facilita enormemente el trabajo, pero también os digo que no hay nada como perderse en una librería donde poder toquetear los libros.
